No duran mucho . . . . el llanto. . . .la risa. . . . el amor . . . .la pasión. . . y . . . . el odio.
Todo se disipa al cruzar el umbral de la puerta de la vida.
No duran mucho, los días de vino y rosas; son un sueño del destino.
Nuestra luz brilla por un tiempo, luego se disipa y se pierde en el vacío del olvido.
No dura mucho, la soledad de un día de verano. . . . ya que el otoño con su colorido y fragante aroma nos recuerda que somos frágiles pasajeros en un viaje solo de ida.
PatiG
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